Septiembre 15, 2011
San Telmo, Bs As, Argentina
Ya hace un año que vivo en Buenos Aires, estoy exiliado de mi madre patria
por razones mayores a mi. Durante este periodo de mi vida, en el cual me a
tocado alejarme de las comodidades del hogar, de el calor de los seres queridos
y de las risas de mis amigos he tenido la realización maestra de que el mundo
es terriblemente grande. Somos tanta gente la que vive en este planeta, con diferentes
modos de vida, perspectivas, realidades y ocupaciones. No conozco muy bien
(todavía) el planeta en el que vivo, lo he recorrido solo por imágenes y por
las palabras de los viajeros con los que me he topado, aun así puedo decir que
Buenos Aires, aunque se asimile a lo que son ciudades como Paris o Nueva York,
es un lugar que se desprende de América Del Sur convirtiéndose en un ente
propio.
Estos son mis sentimientos (estudiante, extranjero y a ratos nostálgico)
sobre esta "meca" latinoamericana.
el Clima
Viniendo de un lugar neutral (en cuanto a clima) como Quito nunca me deja
de sorprender el paso de las estaciones y su efecto en la gente. Yo lo he
vivido de primera mano. El verano es un intenso periodo de calores constantes.
Dejando a un lado la insoportable humedad en el aire, todos en la ciudad son un
poquito mas abiertos y amables. La gente convierte a los parques en balnearios.
La cerveza refrescante esta en mano de todos y se cambia el mate por el tereré.
La amabilidad esta siempre a disponibilidad de todos, quizás por que todos
están tan sofocados por el calor que no tienen fuerzas para ser antipáticos.
Que extraordinario es mirar la eterna longitud del día en verano, es como si el
sol no se quisiera ir. Pasados los meses de soles incesantes, la gente
desempolva sus prendas cotidianas cuando las hojas de los grandes arboles de la
avenida Santa Fe comienzan a teñirse de colores alegres. Por suerte la
jovialidad del verano dura mucho adentro de las multitudes que invaden la
ciudad día a día. Los niños disfrutan de jugar con las hojas muertas sobre la
vereda. El otoño es la etapa mas vacilante de todas, hay una sensación de
incertidumbre en el aire que ahonda en las personas. Se habla de los excesos de
las vacaciones y de las expectativas del invierno. Los pocos pájaros que cantan
donde cesa el trafico comienzan a desaparecer poco a poco y con ellos la
felicidad en las calles. No digo que las personas se vuelvan afligidas o
suicidas pero toda la camaradería del verano claramente va marchándose.
Hay un día, mas o menos hacia la ultima semana de abril donde el frío corta
a través de la carne para imponerse en la medula. Así, de golpe, comienza el
desolado invierno, la gente se refugia en sus departamentos por que salir a las
calles de Buenos Aires en invierno es un martirio. Algunos caen en depresión,
otros mantienen el animo peleando contra el clima y sus incomodidades. Es tan
difícil salir de el núcleo cálido de la cama por las mañanas, que el acto en si
se convierte en una responsabilidad más de todos los días. Aunque la gente
trabaja y estudia seria mentira decir que en invierno los humanos, como
mamíferos, no experimentamos una cuasi-hibernación. Los parques que abrazan
Libertador duermen profundamente y el cementerio reluce los mármoles fríos de
los mausoleos. Vestirse como en el verano seria un crimen; el que no usa
chompa/saco esta claramente enfermo y el gorrito sobre la cabeza es básico para
evitar una agobiante cefalea. Siempre hay rumor de que nevara pero nunca pasa
y, tal vez, eso es lo mas deprimente de todo. El 21 de Septiembre oficialmente
se acaba esta aflicción y la gente festeja la llegada de la primavera. Las
caras en la gente parecen volver a su color normal y se emprende una misión por
recuperar esa chispa perdida en el invierno. Uno se vuelve mas aventurero y la
necesidad por volver a gozar del calor del sol estalla. Lugares como la Reserva
Ecológica en Puerto Madero se vuelven templos en esta parte del año. Los
abrigos se cambian por sacos que eventualmente se cambian por una simple
camiseta. Las bicicletas comienzan a rodar una vez mas por la ciudad. El buen
humor de la gente es un bichito contagioso mientras que la apatía del invierno
termina suprimida en algún baúl mental, por lo menos hasta el próximo invierno.
Si los muertos revivieran seria en primavera.
la Gente
Siempre me sorprende la gente acá, todos los días. Por la mañana saludo con
respeto a alguien y no me regresa ni a ver y después en la noche mi taxista es
un tipo de modales ejemplares. Pregunto a un policía cual es la parada del 59
mas cerca y me responde sin entusiasmo sin mirarme a los ojos pero poco después
pregunto a un señor cualquiera en la calle y, por poco, me sube empujando al
bus. La gente acá es muy diferente y la verdad no vale la pena tratar de encasillar
a todos por que eso me llevaría una eternidad. Ya desde hace mucho que tengo
problema con tratar de describir como es la gente acá; hay personas que me
preguntan y no se bien que responder. Creo que lo que más resume a la gente,
nativa de Buenos Aires (Capital Federal) es esta frase; me la dijo una noche un
taxista trasnochado con el cual tuve una gran conversación….
"Todos los que nacimos en Buenos Aires somos hijos de Buenos Aires,
por lo tanto, siendo Buenos Aires una ciudad puta, o al revés, somos todos de
alguna puta manera hijos de puta. Por lo tanto siempre deseamos volver a estar
con la puta madre que nos parió"
- Julio Cesar Osswald
la Cultura
Que linda es la estancia en una ciudad donde el estado se siente obligado a
dedicar una buena porción de su presupuesto al fomento de la cultura. Hay cosas
gratuitas todo el tiempo; Música, teatro, danza, exhibiciones de arte y mucho
más. Hay gente que piensa que porque las cosas son gratis, no van a estar
buenas o van a ser mediocres, y si de alguna forma muy simplista puede que
tengan razón pero por ejemplo el Festival de Jazz de Buenos Aires fueron como
ocho días gratis y estuvo espectacular. Siempre que hay tiempo doy una vuelta
por el Centro Cultural Recoleta donde hay exhibiciones diferentes todas las
semanas, allí nunca falta la gente. Me da una sensación un poco vanguardista
cuando estoy entre gente que no conozco tratando de apreciar el arte ajeno, es
como si todos de verdad se interesaran por el detrás de las obras, todos se
vuelven críticos de arte por un momento.
Con el "boom" migratorio que tuvo argentina a través del siglo XX
la idea formativa de personas en Buenos Aires a pasado a ser una gran
mescolanza de etnias y culturas. Todo aquel que tropieza con las flojas cerámicas
de la calle va, poco a poco, dándose cuenta de cuanta historia hay en ellas.
Italianos, españoles, franceses, bolivianos, colombianos (eso solo por decir
poco) han ido dándole forma a la mentalidad argentina.
Imposible negar que acá la gente es ruidosa (y uno se convierte en tal); lo
digo con la mínima intención de burla o critica, pero aquí la gente grita
mucho. Los muchachos de clase media baja vociferan por la vía, no solo cuando
hablan con sus amigos pero también cuando se les ocurre algún comentario
"ingenioso". Pero, yo, la mayoría de veces no les entiendo ni les
hago caso. Lo que de verdad me gusta de vivir aquí es que a uno no le da
vergüenza de pedir ayuda o de acercarse a hablar con alguien. Aquí todos son
nadie y eso forma la gran mecánica de como funcionan las ciudades grandes. Como
nadie se conoce esto promueve a la gente a ser mas ocurrente y abierta. Por eso
creo que hay la gran percepción de el argentino engreído, puede que no sea del
todo mentira pero lo que si es que la altanería que tienen innata muchos acá es
una gran herramienta para hacer amigos y conocer personas. Lo he visto ya, con
varios pares de ojos, y me parece más que nada una virtud, a la larga digna de
apreciar.
Recorriendo el centro de la ciudad por la noche, ahí por Paraguay y
Suipacha, se pueden apreciar los ecos de lo que era, me imagino, Buenos Aires
en la década de los cuarenta. Las marquesinas de los teatros siguen brillando
con las misma luces en los costados de los edificios, muy hollywodesco. A los
costados de las calles angostas se manifiestan bares, cafés y kioscos. Solo
falta que la vestimenta de sombrero de copa, bastón y vestido se vuelvan a
implementar para que estemos de vuelta en el pasado. Antes de venir yo pensaba
que todo acá era así, muy de película digamos. Los cafés son templos donde la
gente va a escapar un rato, a tener una buena conversación, a leer el diario.
El arte y la cultura en esta ciudad, sin ser una excepción, nace en la calle.
la Calle
en la calle se nace
en la calle se vive la aventura
en la calle se gana uno la vida
en la calle no hay pupitres
en la calle se ríe
en la calle se conquista
en la calle se enamora
en la calle se grita
en la calle se emborracha uno
en la calle me conocen
en la calle soy tu
en la calle soy yo
en la calle no soy, eternamente, nadie
en la calle somos músicos
en la calle somos esclavos del juicio
en la calle ya somos dos
en la calle somos un cigarrillo
en la calle estamos perdidos
en la calle rezamos el fuego
en la calle se escapa del hogar
en la calle se trafican drogas
en la calle, hay mierda por todo lado
en la calle se calla
en la calle se pierde el respeto
en la calle se refugian los fantasmas
en la calle te hundes
en la calle ruedas
en la calle se tropieza
en la calle se corre
en la calle corre la voz
en la calle se desvanece el sol
en la calle, la calle que nunca acaba
en la calle se muere
el Aislamiento
De mi libro de teorías viene la siguiente; gracias a el aislamiento físico
de los porteños (rodeados de cuatro paredes durante la mayor parte del ocio)
surgen los procesos cognitivos indicados para crear una relación con uno mismo
que lleva a el desarrollo de la escritura. A mi me pasó, yo comencé a escribir,
cada vez mas, gracias a que me sentí prisionero en mi propia casa durante el
invierno del 2011. Comencé a tener mas diálogos conmigo mismo, comencé a crear
personajes, comencé a entrevistarme a mi mismo. Esto ya lo hacia antes pero acá
se a intensificado. Y así también entendí mucho mas esos libros argentinos que
son tan aclamados a nivel mundial y curiosamente la mayoría (de los que he
leído) se desarrollan puertas afuera, ya que el autor es el único que comprende
que la soledad de un departamento puede ser el mejor lugar para bien venir a la
inspiración pero es de los lugares mas tétricos para desarrollar una historia.
El aislamiento es el gran motivador del ser humano, es el que hace que la gente
salga a trabajar, a vivir en constante provecho de el día y de las
oportunidades.
Todo esto esta lleno de
contradicciones, no se si a propósito, pero así se ha ido completando esta
crónica. Pero pienso que viví lleno de contradicciones todo este tiempo y esta
ciudad esta llena de discordancias, por lo que hace que mi oscilante manera de
relatar esto sea aun mas explícita.